El uso de implantes dentales se ha convertido en una terapia predecible para la rehabilitación de pacientes desdentados parcial y totalmente, resultando en altas tasas de supervivencia y éxito; sin embargo, con el tiempo pueden ocurrir complicaciones biológicas.
La mucositis periimplantaria (PM) se ha descrito como la “presencia de cambios inflamatorios reversibles en la mucosa periimplantaria sin pérdida ósea periimplantaria marginal continua” (Heitz-Mayfield & Salvi, 2018), mientras que la periimplantitis (PI) se caracteriza por “inflamación del tejido blando periimplantario y pérdida progresiva del hueso de soporte” (Schwarz et al., 2018).
En un estudio retrospectivo se analizó datos de 117 pacientes tratados con restauraciones implantosoportadas entre 2001 y 2013. Se evaluaron un total de 450 implantes y se concluyo que la intensidad del tabaquismo se asoció con un mayor riesgo de desarrollar periimplantitis. Además, el riesgo de enfermedades periimplantarias podría ser similar en aquellos sujetos que habían dejado de fumar durante más de 21 años respecto a los que nunca habían fumado.
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